martes, 22 de octubre de 2013

Chat artístico

ACTO PRIMERO
Escena I
La biblioteca de una casa particular
En escena hay una mujer con nick AMALIA ante un ordenador encendido, al otro lado de la red hay la ESPOSA de su amante cibernético que se está haciendo pasar por el hombre, BEOWULF y AMALIA lo ha descubierto.
AMALIA.— ¿Jugamos a “El vínculo”?
BEOWULF.— Si tu quieres…
AMALIA.— Empieza tú.
BEOWULF.— No me acuerdo muy bien de como iba el juego…
AMALIA.— “El vínculo”, el juego inspirado en el libro con el mismo nombre que leímos. Vamos, hemos jugado decenas de veces, ¡cómo no te vas a acordar!
BEOWULF.— Algo me acuerdo sí, pero hoy estoy espeso…
AMALIA.— Manning, ¿recuerdas?. El tipo que tenía un método para entrar en contacto con pintores fallecidos. Se sentaba en silencio, con una libreta y una pluma en la mano y se concentraba en el artista. Después la pluma empezaba a moverse y llenaba la hoja. El resultado tenía el estilo del artista con quién había querido comunicarse.
BEOWULF.— ¿Eso hacíamos?
AMALIA.— Sí, y a ti se te daba muy bien comunicar con artistas especializados en arte erótico. Sobretodo con los hiperrealistas.
BEOWULF.— ¿Cómo de bien se me daba?
AMALIA.— Estás jugando conmigo, pillín…
BEOWULF.— No, en serio
AMALIA.— Vamos, que me contabas con tanto detalle lo que habías pintado que, quién no supiera que solo somos amigos interesados en el arte, podría pensar que hay algo entre nosotros.
BEOWULF.— Y parece que lo hice de buen grado…
AMALIA.— En cambio yo conectaba más con artistas de tipo surrealista. La vez que pinté “Los amantes” de René Magritte no pude dormir en varios días.

BEOWULF.— ¿Por qué?
AMALIA.— Esos amantes con la cabeza tapada dándose un beso… Fue agobiante. Es como si el artista te dijera que nunca sabes quién puede haber al otro lado.
BEOWULF.— ¿Qué? ¿Quién va a haber…?
AMALIA.— ¡Oh, nadie en concreto! Es la angustia que refleja la pintura y eso… Venga, hombre, prueba tú, a ver si entras en trance con un artista incorpóreo.
BEOWULF.— Bien, lo haré…
Quince minutos de espera, en los que ninguna escribe nada en el chat.
BEOWULF.— He conseguido contactar y he pintado algo interesante.
AMALIA.— Cuenta, cuenta.
BEOWULF.— Bueno, pues hay una mujer en picardías y un hombre en calzoncillos.
AMALIA.— ¿Y? ¿No hay un fondo? Están en un hotel, en una habitación privada… cuenta algo más…
BEOWULF.— Solo eso…una mujer y un hombre semidesnudos.
AMALIA.— Bueno, pues descríbelos como haces siempre. Ya sabes que nos hicimos amigos por el arte, y por ese motivo nos comunicamos en el chat. No me seas tímido. ¿Qué hacen: se besan, se acarician, hacen el amor o solo están tumbados en la cama? Necesito saber esto para ver que pintor se ha comunicado contigo.
BEOWULF.— Ah. Pues, se besan.
AMALIA.— Tiernamente, como un piquito o de forma apasionada, con lengua. Cuéntamelo estrictamente, como si fueras uno de los personajes pintados, necesito esta descripción para identificar al artista muerto.
BEOWULF.— Bueno, oye, yo, creo que… es muy tarde y… ¿qué tal en otra ocasión?
AMALIA.— Aguafiestas. Ok. Buenas noches
BEOWULF.— Buenas noches.
AMALIA apaga el ordenador y esboza una pequeña sonrisa.
AMALIA.— Nunca jugamos a este juego; su mujer se lo ha creído. Y, ahora ¿qué voy a hacer?: ¿continúo amando al auténtico BEOWULF cibernéticamente o me presento a la cita del sábado en el Hotel Picasso? Si decidiera ir, ¿cómo lo lograría con el problema que tengo, con mi agorafobia…? Tendría que salir de mi casa por primera vez en dos años. ¿BEOWULF lo merece? Pensaré en ello…(Sale de la habitación y apaga la luz)

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