El instructor, el Formidable, vio
enseguida que aquel atleta era inferior a los otros. Predijo que no
duraría mucho tiempo en el equipo. Era lento y seguro que no
aguantaría el estrés de la competición. En el tercer
entrenamiento, el corredor volvió a conseguir un buen tiempo. Para
evitar males mayores, el instructor le cortó las piernas.
No habría sido bueno en competición.
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